Una de las afectaciones a la naturaleza, que más se percibe con el turismo no responsable o descontrolado, es en los arrecifes de corales y otros puntos acuáticos que, anualmente, reciben miles de turistas que buscan disfrutar de estos atractivos marinos.
Es por ello que el Centro de Incidencia Ambiental de Panamá (CIAM) ha creado una campaña para crear conciencia y empoderamiento ciudadano, buscando instar a la Asamblea Nacional a retomar la discusión del Anteproyecto de Ley 196, que protege a los arrecifes de coral, vitales para la vida del planeta y agonizando por las acciones del ser humano.
El Proyecto de Ley 196 protege a los arrecifes de coral, pastos marinos y especies asociadas como los peces de arrecife. La Comisión de Población, Ambiente y Desarrollo de la Asamblea Nacional, responsable de velar por la aprobación y el cumplimiento de esta ley, la aprobó en primer debate, en febrero de 2021, sin embargo, desde esa fecha se encuentra pendiente de ser discutida y aprobada por el Pleno.
El Proyecto en mención asigna al Ministerio de Ambiente la elaboración de un inventario georreferenciado y mapeado de arrecifes, formaciones coralinas y pastos marinos de Panamá, para monitorear periódicamente su salud ecosistémica. También dispone la prohibición de extraer y recolectar corales, salvo por actividades científicas, de bioprospección y acuicultura sostenibles, previa autorización; el uso de boyas para sujetar embarcaciones sin afectar los corales, entre otras medidas para su protección.
Los corales, organismos animales invertebrados que crecen en colonias y forman los arrecifes, protegen las costas panameñas del impacto de las olas y los efectos adversos del clima; son garantes del 25% de la biodiversidad de la Tierra. A pesar de su vital importancia, están en algo así como un “estado de coma”. De allí la necesidad de protegerlos que promueve CIAM.
Panamá cuenta con una extensión total de 770 kilómetros cuadrados de arrecifes de coral, 754 kilómetros ubicados en el Mar Caribe y 16 kilómetros en el Océano Pacífico. De hecho, 81% de los arrecifes de coral del Caribe panameño están en la comarca Guna Yala.
Los corales constructores de arrecifes, que son los que protegen las costas, sólo viven en mares cálidos y poco profundos. En zonas como la Costa Arriba de Colón, durante los últimos 50 años, se han ido asfixiando con el exceso de algas, blanqueando y desapareciendo. Se han deteriorado, producto de actividades como el mal manejo de los residuos, el uso de motores de borda en aguas poco profundas, la extracción indiscriminada.
Es por ello que el movimiento pide la presencia y el pronunciamiento ciudadano en una campaña de incidencia para proteger a los arrecifes de coral, corales y pastos marinos de Panamá, a través de una participación activa en redes sociales, uniéndose a los hashtag: #Ley196 #YoVoyATiPanamá, manteniéndose al tanto y firmando la petición para que la Asamblea Nacional retome la discusión del Proyecto de Ley 196 en salvemosloscorales.com.
La Corriente de Amistad Marina es un movimiento de concienciación y empoderamiento ciudadano, promovido por el equipo de abogados y especialistas ambientales del CIAM, que litigan en busca de justicia ambiental desde 2007.
Salvar a los corales es responsabilidad de cada uno de los panameños, asiduos a las múltiples playas de un país cuna de arrecifes.
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